Los vecinos de los complejos Alemao y Penha, en el norte de Río de Janeiro, han hecho acopio de cadáveres después de los letales enfrentamientos entre las fuerzas del orden y miembros de la organización criminal Comando Vermelho que hubo la víspera.
Según reportan medios nacionales, como G1, el Gobierno ha informado hasta ahora de 64 fallecidos, entre los que se encuentran 20 sospechosos y cuatro agentes. Hasta ahora, es la operación policial más mortífera de la historia de Río de Janeiro.

Del mismo modo, desde tempranas horas de la madrugada se reportan calles vacías, autopistas desiertas y gran silencio de unas de las megalópolis suramericanas. Las autoridades locales han decidido suspender las clases y algunas de las actividades, mientras persiste el estado de conmoción.
Tras la sangrienta jornada de ayer, este miércoles se reportan hasta 54 cadáveres que fueron llevados por los habitantes de la zona a la Plaza Sao Lucas, en el complejo Penha, y colocados en filas cubiertos con telas, informa la prensa.
Los cuerpos habrían sido retirados de la zona boscosa de Vacaria, en la sierra de la Misericórdia, donde tuvieron lugar los enfrentamientos más violentos entre la Policía y los presuntos narcotraficantes.

Las escenas han sido sobrecogedoras. En varios momentos, algunos ciudadanos han irrumpido en aplausos, mientras se oían lamentos de personas que lloraban a sus allegados fallecidos. Las labores de reconocimiento de las víctimas aún no terminan.
En el megaoperativo del martes, la Policía ejecutó cientos de órdenes de detención contra sospechosos de pertenecer a la organización delictiva más importante de Brasil, Comando Vermelho.
Según la última comunicación difundida por el Gobierno del estado de Río de Janeiro, la operación movilizó a 2.500 policías civiles y militares, que realizaron más de 80 arrestos.
Las siguientes imágenes pueden herir su sensibilidad

"Actuamos con la máxima fuerza y de manera integrada para dejar claro que el Estado tiene el poder", dice la nota, asegurando que se enfrentan a "narcoterrorismo" y que los criminales "utilizan tecnología de guerra", como drones, bombas y armamento pesado.
Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar. En redes sociales, la concejala Thais Ferreira (Niterói) calificó la operación como "un genocidio", y acusó al gobernador de haber "transformado Río en un laboratorio de exterminio del pueblo negro y pobre".
Su par, Benny Briolly, también cuestionó la acción: "¡La favela merece respeto! Río de Janeiro llora con otra operación sangrienta, violenta y bárbara. [...] Basta de guerra contra los pobres: queremos una seguridad pública eficaz e inteligente".
Este miércoles, la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos se ha declarado "horrorizada" por la operación militar desarrollada en las favelas del norte de Río de Janeiro.

"Esta operación mortal refuerza la tendencia de consecuencias letales extremas de las operaciones policiales en las comunidades marginadas de Brasil", dice el breve comunicado de la Oficina, difundido a través de las redes sociales.

