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Trump 'golpea' primero en debate y Biden saca a relucir sus debilidades

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Trump 'golpea' primero en debate y Biden saca a relucir sus debilidades

Si era cierto, como muchos analistas planteaban, que el primer debate televisado entre el presidente de EE.UU., Joe Biden, y el exmandatario, Donald Trump, iba a sentenciar tempranamente la tendencia de cara a las presidenciales del 5 de noviembre, entonces un día después podríamos estar ya en las antípodas de un nuevo cambio de inquilino en la Casa Blanca.

En términos de personalidad y capacidad individual de cada candidato, había dos cosas que estaban escrutándose durante la noche. La lucidez de Biden —debido a su edad y a las acciones erróneas en eventos públicos a las que nos tiene acostumbrados— y la sensatez de Trump, que suele perderse con facilidad cuando eleva su grado de belicosidad.

Biden demostró ser un presidente mucho más debilitado en relación a la campaña de 2020, y Trump en cambio, demostró mucha mayor racionalidad y moderación que en aquellos tiempos de pandemia y convulsiones sociales, cuando siendo presidente, era un actor con niveles máximos de incorrección y bravuconería.

Pero en este debate del 2024, Trump no se salió de sus casillas, mientras que Biden sí mostró involuntariamente su flaqueza, ya estructural, con una voz perdida y titubeante y largos silencios que denotarían senilidad. A favor del actual presidente, su actuación no fue tan extraviada como en situaciones anteriores.

Estrategia electoral

Pero sobre todo, donde Trump logró desplegar una estrategia afilada es en el campo electoral, es decir, en la búsqueda de nuevos votantes que le permita revertir el resultado de 2020.

Como se sabe, en las elecciones estadounidenses, especialmente en las que la competencia luce cerrada como esta, son pocos estados, e incluso pocos distritos, los que terminan decidiendo la elección debido a la estructura comicial y el sistema de representación.

Entonces, la operación de Trump se concentró en captar a las comunidades latinas y negras, generando un enemigo común: los migrantes. Así, intentó articular el nicho sólido del trumpismo, los blancos rurales, con los afrodescendientes y latinos que ya están asentados en el territorio estadounidense. El tema de la migración ya no lo usa solo como amenaza hacia el país, sino especialmente contra negros y latinos, a quienes los nuevos migrantes "les roban sus puestos de trabajo".

La operación de Trump se concentró en captar a las comunidades latinas y negras, generando un enemigo común: los migrantes.

Biden sí logró enunciar políticas concretas efectivas hacia esos sectores —apoyos financieros, condonación de préstamos estudiantiles, financiamiento de viviendas—, pero Trump lo arrolló con una retórica en la que logra superar la dicotomía entre blancos y el resto de minorías y produce un nuevo clivaje entre los nuevos migrantes y el resto del país.

Trump, entonces, realizó un cierto giro discursivo ya que comienza a defender algunos inmigrantes por sobre otros, borrando la contradicción entre blancos y latinos, y más bien dividiendo al sujeto migrante entre los que ya son estadounidenses o tienen las cualidades para serlo, y los que se amontonan en las fronteras intentando entrar ahora.

Biden, en cambio, mantuvo el discurso clásico demócrata. Muy a la defensiva en cuanto a su gestión y siempre reconociendo el malestar de los sectores afrodescendientes, imprescindibles para mantener la silla presidencial.

Con este nuevo discurso de Trump, a partir del debate, la hegemonía de los demócratas hacia el voto latino y afrodescendiente puede estar en juego: perder unos pocos miles de votos en estos sectores pudiera hacer peso en la balanza de forma decisiva.

El giro de Trump

Trump logró otro de sus objetivos como lo era pasar la página de aquel nefasto seis de enero de 2021, el día en que algunos de sus seguidores, en forma de muchedumbre violenta, tomaron por asalto el Congreso de EE.UU., acontecimiento que ha sido catalogado como el momento político más crítico que ha vivido la democracia occidental en los últimos años.

Sin embargo, el Donald Trump de anoche no era el "golpista" y "azuzador" de aquellos tiempos en los que desconoció el resultado electoral y mantuvo en vilo al país. Era uno mucho más mesurado y racional.

Algo similar ocurrió con relación a la reciente decisión de un tribunal de declararlo culpable por 38 delitos. Durante el debate, si bien Biden dio algunos pasos ofensivos, no fue reiterativo y quedo abierta la duda sobre si, como lo afirmó Trump, las sentencias judiciales son más bien una persecución en su contra y si en definitiva el pleito legal le ha beneficiado, en tanto lo ha victimizado y le ha permitido sacar su rostro humano.

Se esperaba que el discurso de Biden fuera mucho más agresivo contra Trump, especialmente debido al formato discursivo que tomó su campaña luego de sus últimas cuñas en las que se le fustiga de manera lacerante.

Si la campaña demócrata de 2020 se basó en crear una alianza en contra de un enemigo "peligroso" como Donald Trump, a partir de anoche esa peligrosidad no es tan acentuada como en momento del pasado reciente.

Y ese es otro logro estratégico. 

Trump moderado

Además, Trump hizo giros realmente interesantes en su discurso, moderando su postura en varios temas neurálgicos. El primero, el tema del aborto, que le costó un empate de último minuto en las elecciones de medio término de 2022. También en el tema de migración viene haciendo contorsiones discursivas, sin relajar su postura radical, pero abriendo nuevos canales de comunicación con los sectores menos principistas tanto del feminismo como de los sectores latino y afrodescendientes.

Pareciera que, desde anoche, ya Trump no es el "monstruo" que enjuiciaban los medios de comunicación durante el 2021, sino el líder que recoge el malestar actual contra el gobierno.

Lo que más debilita al discurso de Trump es la forma como está construyendo su discurso sobre hechos irreales, sobre mentiras obvias, como la de su participación el 5 de enero, pero en cierta forma sí logra solidificar su relato y a la vez superar una parte de su "mala imagen".

La carrera presidencial apenas comienza. Quedan más de 4 meses, otro debate y muchos episodios por venir.

Sin embargo, en este primer debate un candidato sacó clara ventaja, pero quizá lo más significativo sea que su oponente pareciera estar perdiendo fuerza incluso cuando la carrera apenas empieza.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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